ArtículosArticles.
Casi en los comienzos de nuestra era, el poeta Virgilio glosó las excelencias del trabajo agrícola en una obra universal dedicada a Mecenas, su benefactor. Las “Geórgicas” abordan las labores del campo, a medio camino entre el carácter divulgativo y la exaltación de la vida rural. Multitud de instituciones de todo el mundo, desde cuerpos militares hasta centros docentes, han incorporado en su lema la expresión que titula la columna. Con su Labor omnia vincit improbus Virgilio atribuye al trabajo esforzado la capacidad suprema de vencerlo todo.
Salvo algunos países de influencia británica, como Estados Unidos, Canadá o Australia, que eligieron otras fechas, la mayoría de las naciones conmemoramos el primero de Mayo como día internacional del trabajo, elevado a la categoría de derecho universal. Se han promulgado leyes para regularlo e instaurado tribunales para sustanciar conflictos derivados de su aplicación. En honor al trabajo se han escrito tratados, erigido monumentos o alumbrado instituciones. En defensa de los trabajadores, masivos movimientos sociales han germinado en partidos de gobierno. Desde el bíblico ganarás el pan con el sudor de tu frente, filósofos, escritores, políticos o juristas le han dedicado reflexión y análisis. Hay hombres que trabajan como si fueran a vivir eternamente, decía Demócrito. Para Diderot, en cambio, el trabajo tenía la gran virtud de acortar los días y prolongar la vida. Maldición divina para unos, aspecto vital para otros, quien no trabaja no descansa, según Carlyle. Pocas cosas resultan tan gratificantes como la recompensa por el trabajo bien hecho.
Claro que para eso hay que contar con la primera de las suertes: tener trabajo. Las cifras de desempleo en España lo dicen todo. Doblamos la tasa promedio de los 27 países de la UE. Sólo Letonia nos gana. Casi el 20% de nuestra población ni tiene empleo ni fundadas esperanzas de encontrarlo. Nuestros gobernantes, urgidos por la justa y solidaria obligación de socorrer a los parados se apresuran a garantizar su protección. Pero olvidan evitar la sangría de la pérdida y propiciar nuevo empleo productivo. Crisis financiera, falta de confianza o contracción de la demanda. Por si las cosas empeoran, los ciudadanos llenan la despensa del ahorro en lugar de consumir y los empleadores frenan unas contrataciones poco flexibles y demasiado caras de extinguir.
Ante este panorama, en supuesta defensa de los trabajadores, sus teóricos representantes arrastran los pies ante una reforma del mercado de trabajo incentivadora del empleo, en una actitud que me recuerda el desahogo de aquel soldado cuando decía “que se fastidie el capitán, que no voy a comer el rancho”. ¿Quién se está perjudicando en realidad? Pregunten a los millones de desempleados. El empleo lo crea el empleador que decide arriesgar. Si no lo hace, seguiremos prisioneros de este bucle melancólico: más parados, menos consumo, menos inversión, menos empleo, más parados.
Celebramos hoy un triste día de los trabajadores, como Letonia, supongo. El mejor tributo a tan menguante colectivo debería ser algo más que asegurar sus prestaciones por desempleo, mantener garantías en futuros contratos que no llegarán, o dirigir discursos huecos cargados de nostalgia, perfectos para un mundo que ya no existe.
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF
Leer más | descargar PDF